Somos personas, somos humanos y nos equivocamos.

Y qué más da si nos equivocamos, ¿Realmente crees que debes dar explicaciones por cada caída, por cada error que cometiste gracias a tus ilusiones? No, el cuento que yo imagino es otro. Es un cuento lleno de alegrías, un cuento que tiene momentos increíblemente increíbles, y otros increíblemente tristes. Es un cuento que vivo día a día pensando que mañana me tocará algo mejor o quizás algo peor. Es un cuento con un final, final feliz porque viví cada día.

Fuera esos reproches contra todo el mundo, admitamos nuestras responsabilidades y juremos a cada uno de nuestro entorno que nunca quisiste hacerles daño y que nunca lo querrás. Pero de corazón.

Sal corriendo de esa corriente de sociedad que nos arrastra hacia actitudes que no admiten nuestros cuentos. Deja de preocuparte por lo que hace la vecina de enfrente y al mismo tiempo haz lo que a ti te apasiona en ese momento, sin preocuparte por lo que dirá la vecina de enfrente. Vive el amor y celébralo.

Crecí pensando que tenía derecho a estar triste. Aprendí que la tristeza me aporta tanto bueno como lo hace la alegría y ahí entendí que todas las emociones están permitidas.

He aprendido mucho, de la vida, de la experiencia, de la lectura. Ansío seguir viviendo esta vida que se me otorgó pensando en qué será lo que seguiré aprendiendo. Qué me deparan los días, cual será ese consejo que podré dar a los míos más pequeños.

Es importante que siempre seas fiel a tus principios y que en cada momento de cada decisión estés completamente segura que siempre será tu mejor elección. Da igual si luego te equivocas o aciertas. En ese momento tu mejor elección es lo que escogiste.

Que digo yo que suficiente presión existe en momentos de decisiones importantes, en los que barajas tantas opciones y tantas circunstancias que te rodean, como para que además te machaques con un futuro que siento decirte, siempre será incierto.

Es tu vida y solo tienes esta, ninguna más. Será una vida de aprendizaje, de decisiones, de vivencias puras y llenas de amor y de momentos que te harán pasar unos días «plof». En el momento que naciste decidiste aceptar las reglas del juego y jugar. Vivir cada momento como si fuera el último y haciendo cada cosa desde el amor. Cada decisión desde la convicción más absoluta y esperando paciente que mañana te digas a ti misma: «En ese momento era lo mejor que podía haber hecho».

Ama, ámate y siempre ama. Desde el amor, todo se puede.

Que tengas una feliz semana. Muchas gracias por leerme y de todo corazón deseo que disfrutes con cada lectura. Con esto declaro oficialmente inaugurado…. 

¡El fin de semana! 

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