Todos hemos conocido la amistad en algún momento de nuestra vida. Hemos tenido esa mejor amiga de la infancia, ese amigo que confundías con tu amor platónico o  aquella chica que conociste en un campamento y te juraste a ti mismo que nunca perderías el contacto con ella.

Siento que idealizamos la palabra amistad y por tanto, al idealizarla, no todo el mundo entra en la definición de la palabra. Soy consciente que el concepto entendido como tal, nos lleva al dicho «Los buenos amigos se cuentan con los dedos de una mano». Si bien es cierto, debemos entender que en la vida podemos tener muchas clases de amigos y amistades diferentes.

Podríamos decir que hay muchos grados de amistades. La amiga que conociste en la infancia y todavía tienes contacto con ella, no habláis todos los días, pero os une algo intangible que os unirá de por vida, haya los enfados que haya de por medio, siempre será esa persona. También puede que conozcas la amistad de pareja, el que se convierte en amigo antes que todo lo demás, la persona a la que amas, pero además confías tus problemas o preocupaciones. Ese es otro tipo de amistad. 

La amiga de universidad, que recordarás por siempre, con la que compartiste cinco años clave de tu vida, en los que creciste como persona, echasteis de menos a los vuestros juntas y conociste sin prejuicios y al final, acabas contándole cada nueva noticia importante que hay en tu vida. No hablas tampoco todos los días, pero para ti es una amiga. O ese amigo del Erasmus, con el que empezaste desde cero en una ciudad nueva para ti. Siempre guardará un recuerdo en tu memoria y por su puesto en tu vida. 

Existe la amistad entre unos padres y un hijo. Sí, creo que es posible encontrar en un padre o madre la complicidad de contarle tus problemas, tus actividades diarias. Probablemente con esta amistad si hables todos los días. Está claro que habrá muchas cosas que no le cuentes, que le contarás a otro tipo de amistades. Pero los problemas graves, las dudas existenciales, si sois amigos, las compartiréis juntos. 

Existen esos amigos de cañas, de salidas nocturnas. Los amigos de tu grupo de pilates, yoga o gimansio, con los que disfrutas de algo en común. 

 

«No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo»

El Principito.

 

¿Qué quiero que entendamos con esto? Es una pena vincular la palabra amistad a un número corto de personas. Somos adultos y podemos diferenciar perfectamente los grados de cada uno de tus amigos, algunos serán más bien conocidos, pero no dejarás de acordarte de ellos en algún momento concreto de tu vida.  Habrá algunas amistades que no tengas en tu vida. Ninguna y todas son necesarias, todas y ninguna son imprescindibles. Experimentar cada una de ellas y valorarlas todas en su esencia, disfrutando de cada momento que te aporta cada una de ellas. 

El equilibrio exacto.

 

Ama, ámate y siempre ama. Desde el amor, todo se puede.

Adentrase en el fin de semana con ilusión para recargar las pilas y empezar la semana con positivismo y motivación.

Queda oficialmente inaugurado….Redoble de tambores…. ¡EL FIN DE SEMANA!

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