Así es, somos lo que sentimos. ¡Cuántos conceptos caben en una frase tan pequeña!.
Primero de todo, algo que me habéis preguntado en privados ¿Cómo me preparo los post? No tengo una regla concreta, a veces los baso en las vivencias de esa semana y como no soy el personaje de una novela literaria y no siempre tengo cosas importantes que contar, la mayoría de las veces reflexiono durante la semana sobre un tema global que conforme transcurre los días cierro y concreto mucho en el post de cada viernes. Es cuestión de dejarse llevar, escribir de aquello que quieres transmitir al mundo y compartir tus pensamientos o experiencias. Pienso que así aporto mi granito de arena al mundo.
Mientras me planteaba este tema, me cuestioné muchos momentos y formas de ver la vida que actualmente tengo y que en un pasado me han marcado. Y siempre he sido mayormente lo que he sentido. La Ana de cada momento ha sido el resumen de cada sentimiento, experiencia (positiva o menos positiva), momento personal o profesional…
Lo que nos sucede es un mix de lo que pensamos vs lo que sentimos. Una combinación de ambas hizo que ese día fueras la Ana del 29 de Septiembre y fuiste esa Ana y no otra por tus pensamientos y sentimientos. Ahora bien, ¿Podemos controlarlo?
Siempre defenderé que la verdadera esencia está en aquellos que son lo que sienten. Las personas que se muestran tal y como sus sentimientos le permiten, son aquellas que sacan lo más oculto de ellos, que te muestran con claridad y sinceridad que aquello que dijiste o hiciste le encogió el corazón y por tanto hay que resolverlo. Pero ahora me contradigo un poco, es muy importante crear un vínculo con lo que pensamos. Me explico, crear una unión armoniosa, coherente y sana entre lo que te dice tu cerebro y tu corazón. Para mí, aquí está la «perfección».
No sabría decirte que porcentaje de implicación de una cosa u otra es el correcto. Dependerá de la situación, pero lo que la mayoría de las veces mi instinto me ha dicho es que el corazón, las emociones, son el motor más potente que tenemos para conseguir y llevar a acabo acciones. Pero es esencial que haya una pizca de aprendizaje, de racionalizar los sentimientos y controlar así las montañas rusas emocionales.
Pero una cosa debemos tener clara, que el equilibrio está donde tú consideres. Donde tus emociones y raciocinio te marque. Nada es bueno ni malo. Cada uno de nosotros tenemos una percepción del mundo muy diferente. Pero sigo afirmando que somos lo que pensamos y somos lo que sentimos, porque de encontrar el equilibrio entre estas dos cosas, depende tu bienestar como persona adulta. De la capacidad de razonar y la habilidad de sentir depende tu empatía, tu relación con los demás, conceptos como el perdón, orgullo, gratitud….
Solo nos queda seguir progresando como personas, en base a nuestra experiencia. Vivir buscando un equilibro tanto emocional como racional. Ser conscientes que si tu único objetivo en esta vida es ser feliz y hacer feliz a los que te rodean, lo esencial es el equilibrio sano que está donde tú consideres mejor.
¿Y tú que eres, más razón o más sentimiento?
Ama, ámate y siempre ama. Desde el amor, todo se puede.
Que tengas una feliz semana. Muchas gracias por leerme y de todo corazón deseo que disfrutes con cada lectura. Y hoy por fin damos la bienvenida al…
¡El fin de semana!