Depender de algo o de alguien es como una esclavitud silenciosa que te va fustigando como persona lentamente. Cuando entramos en una rutina, nos acostumbramos a ello, nuestra mente, corazón y cuerpo asimila que ese es el estado de bienestar que necesita. Sin salir de esa monotonía nos convencemos que otra realidad empeoraría nuestra felicidad o la de terceras personas. Y nada más lejos de la verdad. 

Cabe decir que si estás cómodo en esa situación y tú como persona adulta valoras que es lo mejor para ti, adelante. Ahora bien, si entras en un bucle de tristeza, apatía, costumbres que no te llevan a nada. Si hace tiempo que no sientes ese gusanillo en el estómago al levantarte cada día pensando en eso diferente que harás. Si sientes que todos los días son iguales, que la rutina te está apagando como persona, como madre, como pareja, como mujer, como hermana o quizás como hija. Para un segundo y de nuevo te pido que reflexiones.

«El respeto por nosotros mismos y por nuestros valores debe anteponerse a cualquier temor o deseo de agradar.»

Walter Riso

La dependencia, al igual que el apego son peligrosos. Hay una fina línea tan delgada que cruzarla es inevitablemente fácil. Primero de todo hay que entender que somos personas individuales. Eres completamente capaz de ser feliz por ti mismo. Tienes en ti la capacidad de hacer especial cada día, eres responsable de cada cosa positiva y menos positiva que pasa por tu vida. Entender esto es complicado y entender que lo mismo pasa con el resto de gente, es más complicado aún. Puede ser que sientas que alguien depende de ti, que sin tu presencia no podría ser feliz o no conseguiría cada objetivo en su vida. Eso no le ayuda, para nada. Las personas somos muy capaces, a veces solo tienen que dejarnos hacer para poder demostrar que es así. 

Todos necesitamos una cierta dependencia, pero te hablo de una dependencia sana. Es inevitable que en nuestras relaciones sociales y afectivas, actúe un grado de apego, necesario también para que funcione una relación. Pero siempre desde la cordura, la estabilidad emocional y siendo conscientes de que no dependemos de esa relación al 100%

Te animo a hacer una lista donde enumeres las cosas que haces por amor y cariño y que no te perjudican emocionalmente. Y otra lista con aquellas que haces o aguantas por simple dependencia. Siempre he entendido que si hay algo que no te gusta en tu vida, hay que cambiarlo o darle solución lo más pronto posible. Los problemas se enquistan y las relaciones pueden convertirse en tóxicas, ojo, no hablo solo de relaciones como pareja. Cualquier relación de nuestro ámbito puede llegar a ser un problema tanto para nosotros mismos como para la otra parte.

Tenemos derecho a ser felices. Tenemos la obligación de adueñarnos de nuestra vida y hacer lo que realmente te satisface como persona. Qué maravilloso es sentirse bien con uno mismo, haciendo lo que verdaderamente sientes de corazón. 

Ama, ámate y siempre ama. Desde el amor, todo se puede.

Suscríbete al blog por correo electrónico

Introduce tu correo electrónico para suscribirte a este blog y recibir avisos de nuevas entradas.

Únete a otros 2.141 suscriptores

Deja un comentario

Puede que también te guste...