Cuando algo en tu vida no funciona, cuando existe ese pequeño detalle que hace que no fluya la energía positiva que tanto anhelas. Está claro que algo debe cambiar.
Hay situaciones que te crean sentimientos negativos, esos que te arañan el corazón y te hacen sentirte mal contigo mismo, y por tanto, con los que te rodean. Esa sensación de ahogo, de falta de aire. De querer gritar a los cuatro vientos que eso que está pasando en tu vida, no te gusta. A pesar de ser consciente que no tengas toda la razón, ni la verdad absoluta. A pesar de todo ello, quisieras parar el tiempo y cambiar las cosas a tu manera. Desear tener una boca prestada para poder decir todo lo que piensas, sientes o anhelas, sin miedo a ofender a nadie. Es completamente normal.
Son situaciones que nos ahogan, que crean ansiedad y en los que desearías tener una varita mágica que haga desaparecer por arte de magia todo lo que no te hace sentir bien. Pero eso no existe, así que por qué no nos ponemos en marcha, actuamos y damos rienda suelta a nuestro positivismo, nuestra buena energía y dejamos que nuestro corazón nos diga qué hacer y cómo actuar.
Es inevitable que te bloquees, que no sepas muy bien como hacerlo para que, sin ofender a nadie, seas feliz contigo mismo. Porque una cosa está clara, y es que todos creemos y nos sentimos en pleno derecho de ser felices, de hacer lo que nos gusta y apetece en cada momento. Hubo un tiempo en que eso no era así, las costumbres, tradiciones o lo que dictaba la norma era lo que marcaban tus acciones. Pero son pensamientos retrógrados que no nos llevan a ningún sitio. Ahora somos libres, las nuevas generaciones venimos pisando fuerte, haciendo lo que nos apetece, lo que sentimos de corazón y siendo conscientes de que aquello que estás decidiendo te empodera, te hace libre y te llena de felicidad.
«Ser libre no es hacer lo que quieras sin pensar, sino pensar por qué quieres hacerlo.»
Ramón Rosal Cortés
Habrá momentos en los que debas retroceder y aceptar que no siempre salen las cosas como uno quiere. Vale, lo compro. Pero intenta que no controlen tu vida, que estos casos sean los mínimos. Como adulto sabes muy bien a donde ir, qué camino coger aún a riesgo de equivocarte, sabes perfectamente como quieres educar y criar a tu hijo, eres muy consciente del trabajo que quieres para tu vida. Tienes todo el derecho de tomar las decisiones que mejor te hagan sentir y para ello, hay que ser libre.
Evidentemente no siempre estarán de acuerdo con nosotros, pero desde el respeto, la empatía y la comprensión, podremos hacerles ver y entender que eso es lo que a ti te hace feliz y es lo que has decidido. Siempre sin intención de hacer daño a los demás, eso que quede claro. Pero sí con el corazón en la mano, siendo sinceros de nuestros sentimientos y haciendo entender a los demás que esa es tu felicidad y que vas a luchar cada día por ella.