La vida nos da lecciones, así es. Te da una palmadita en la espalda y te recuerda que las cosas esenciales son las que te dan las mayores alegrías en lo más profundo y las que te duelen bien hondo. Y aunque creas que has entendido todo, que le darás importancia a lo verdaderamente importante y siendo plenamente consciente de ello, de vez en cuando viene como una hoja llevada por el viento y te lo vuelve a recordar. 

Pero debemos darle gracias, así es. Gracias por decirnos y marcarnos lo verdaderamente importante. Para que en los momentos de enfados tontos, de comeduras de cabeza sin sentido, de preocupaciones de primer mundo, recuerdes esas palmaditas en la espalda para entonces cambiar el chip y disfrutar de nuevo de tu vida plena.

Esos toques de atención. ¿Son necesarios? Sí querido lector, el ser humano por el simple hecho de ser humano, cae en el mismo error varias veces y ese toque de atención nos hace valorar la vida, valorar cada día que tenemos unas manos, unos pies para caminar, una familia a la que cuidar y amar y unos proyectos carnales y terrenales que sacar adelante.

«Fuerza, coraje y confianza es lo que ganas por cada experiencia en la que realmente te detienes a mirar al miedo en la cara.» 

Eleanor Roosevelt

Ahí está lo esencial de cada día, de cada momento de tu vida, en aprender de los días peores a disfrutar de todos los buenos que están por llegar. Que como siempre oímos y oiremos la vida solo es una y tuvimos el gran honor de que nos la concedieran. El gran honor de que las casualidades se juntaran para que tú estés hoy aquí, en el mundo, leyendo un conjunto de palabras que te harán reflexionar.

Pensamientos que te harán valorar cada cosa que tenemos,  sea pequeña o grande. Cada reunión familiar, sean muchas o pocas. Cada beso con tu pareja, cada abrazo. Cada momento con tus amigos, tengas muchos o pocos. Y pretender que la vida a nuestros hijos tengan que darles menos toques de atención, porque con nuestra ayuda, habrán valorado cada momento esencial en la vida, admirado cada pequeño detalle, creído en cada una de sus actitudes, valorado cada una de sus debilidades, enriquecido cada una de sus virtudes, disfrutado hasta del aleteo de un pájaro. Porque querido lector, en ese tipo de cosas, está la vida.

Ama, ámate y siempre ama. Desde el amor, todo se puede.

Adentrase en el fin de semana con ilusión para recargar las pilas y empezar la semana con positivismo y motivación.

Queda oficialmente inaugurado….Redoble de tambores…. ¡EL FIN DE SEMANA!

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