Hace tiempo alguien me preguntó: ¿Por qué escribes? ¿Cuándo empezaste? Y aunque no lo creáis ha sido una pregunta difícil de responder, quizás ni yo misma sabía los motivos. Cuando te planteas este tipo de cuestiones, es irremediable ahondar en el pasado y solo decir la palabra pasado, me da escalofríos.

Soy de las que piensa que el pasado es eso, algo que pasó y ahí quedó. Soy una listilla si te digo que las cosas buenas del pasado las recuerdo constantemente, sin embargo,  cuando es algo que me marcó de una forma menos positiva un mecanismo de autodefensa sale de pronto para protegerme de ese pensamiento que no me hace ningún bien. Es por eso que solo releo mis propios post cuando hablan de algo positivo, el resto lo tengo como algo que marcó un momento determinado de mi vida y ahí están, sin más.

 

"Al escribir una frase no sabríamos prever lo que más tarde,
al releerla, encontraríamos de ella al releerla"
Jean Rostand

 

Hace poquito me traje de casa de mis padres dos cajas de bombones, los típicos de la caja roja. Pues bien, están a buen recaudo, llenas, llenitas de cartas y escritos. No las típicas cartas de aquellos años entre dos amigas, no, folios y folios de pensamientos, de experiencias, a modo de un diario sin orden ni fecha.

Siempre he sido muy reservada con mis sentimientos y pensamientos y el papel fue mi gran aliado durante muchos años. Es más, actualmente, tengo un problema y recurro al papel, me dispongo a hacer una pirámide de cosas positivas y negativas de lo que se me presenta y así decido en gran parte como actuar o qué decisión tomar. Pero vamos al grano, ¿Por qué escribo?

Puedo decir, que escribo por placer. Escribo por desahogarme. Quiero contar una historia, una circunstancia. Escribo por ayudar a reflexionar. Por recabar información y dar una única opinión. Escribo para ayudar a perdonar, a querernos, a ver todo con ojos positivos, a vivir y disfrutar la vida. Escribo para ayudarme a mí misma. Sacar de mi mente tantos pensamientos ayuda a liberarme de algunas cosas que ocupan espacio sin necesidad. Escribir me ayuda a hacer hueco a las experiencias que están por venir y pensar acerca de lo nuevo que voy a vivir.

Escribir ha hecho que cada viernes en la mañana me siente a dedicarme un poquito de tiempo a mi misma, analizar que es lo que he vivido esta semana y de qué manera me a afectado en mi día a día. Escucharme y mimarme a mí misma.

Escribir ayuda. Y a ti también te puede ayudar. Da pereza ponerte a escribir, lo sé. Pero una vez coges la costumbre, incluso te apetece ponerte a ello. No te estoy diciendo que de pronto te pongas a escribir un blog, te animo a plasmar en un papel aquello que no sabes o no puedes decir verbalmente. Una forma de desahogo y ayuda personal. Que un día leerás aquello que escribiste, y verás la gran evolución que has tenido tanto psicológica, personal como moralmente. Y cuanto más escribas, más capaz serás de verbalizar aquello que sientes o piensas.

 

Ama, ámate y siempre ama. Desde el amor, todo se puede.

Que tengas una feliz semana. Muchas gracias por leerme y de todo corazón deseo que disfrutes con cada lectura. Y hoy por fin damos la bienvenida al…

¡El fin de semana! 

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