Todos pasamos por momentos de dificultad.

 

¿Has sentido alguna vez que todos los días son iguales, que has entrado en un bucle de rutina del que, en cierto modo, ni te apetece salir porque es cómodo, es muy cómodo. Pero en realidad con el paso de los días sientes que algo está pasando en tu interior. Estás algo más arisc@ de lo normal, de alguna manera todo te molesta, ese gesto que te hizo aquel sin mala intención te rebotó por dentro….

Para, detente y reflexiona. ¿Dónde te lleva todo esto?

Hay veces que nos parece que ese bucle es cómodo y fácil pero en realidad te está machacando por dentro. Está acabando con tu esencia. Es inevitable que tengamos momentos de bajón pero cuida tu interior con el mismo mimo que coges en brazos a un recién nacido. Con cuidado y delicadeza.

Para a pensar en qué es eso que te está haciendo sentir así y cambia el chip. Me refiero a que te analices, detectes eso que ya no te apetece hacer o no te motiva. Por qué te sigue doliendo cada día aquello que te hizo esa persona. O por qué no dejas de arrepentirte a cada momento de la decisión que tomaste. Valora si merece la pena machacar cada uno de tus defectos y errores. ¿Es realmente necesario que te sientas culpable por aquello que sucedió y que no supiste controlar?.

Todas estas cosas que parecen tan pequeñas, te están hundiendo cada día un poquito más y un poquito más. Hasta que llegues a no poder controlar la situación y querido lector, ni tú ni yo queremos que nadie llegue a eso.

No te hablo de ser feliz las 24H del día, te hablo de relativizar. De ser consciente que todo tiene un inicio, un desarrollo y un fin. Que des importancia a lo que realmente lo tiene y que sin duda son las cosas que te hacen sentir bien, esas que te dan ese pellizco en el corazón. Esa sensación de satisfacción personal que no se apaga por lo malo que te haya podido pasar.

De estar pendiente de ti, de tu pareja, tus hijos, amigos, familia o quien quiera que sea que merezca la pena para ti. No para los que la sociedad ven con buenos ojos, no. Para lo que tu ves bien. Es tu vida, tu día, tus relaciones, tus acciones, TU FELICIDAD.

La vida es muy corta, muy muy corta. Somos más conscientes de ello cuantos más años cumplimos. ¿Y realmente quieres ser un anciano que esté en el sillón pensando en todo lo malo que le pasó? O por el contrario quieres ser esa persona mayor divertida que cuenta experiencias de su vida, buenas y malas, pero historias en las que siempre prevalecerán los momentos en los que le dio un pellizco a su corazón y le hizo sentir pleno y satisfecho.

Tú decides. ¿Quién quieres ser?

¡El fin de semana! 

¡Hasta pronto!

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