¡Buenos días! Espero que hayas tenido una bonita semana o que al menos los problemas o circunstancias que hayan surgido no te desanimen y tengas ganas para continuar.
Esta semana he estado como asustada, ya llevo varias semanas así pero esta aún más. Me explico. Conforme he ido creciendo y acercándome a la etapa en la que estoy hoy, he ido valorando más cada cosa positiva que tengo. Es como que vivo siendo consciente de que tengo mucho más de lo que podía haber imaginado y que realmente hoy por hoy no necesito nada más. Al ser consciente de tanto positivo que hay en mi vida, hay momentos en los que me detengo y digo: Ana, esto no puede ser siempre tan bueno. Tengo un miedo oculto que me dice que esto puede cambiar en cualquier momento y que tengo que seguir exprimiéndolo más aún si cabe.
La vida está ahí fuera, las enfermedades, problemas, accidentes están para todos nosotros, hoy te toca a ti y mañana a mi. Es por eso que vivo en un estado de, si todo me va tan bien, cuándo va a llegar la racha mala, como que es imposible que todo vaya siempre tan bien. ¿Os ha pasado a vosotros? Es una sensación un tanto desagradable que te produce ansiedad, o presión por no estar disfrutando lo suficiente cada cosa positiva que tenemos. Un estado de espera.
Pero hoy he pensado otra alternativa. Muchas veces pensamos o leemos en mil blogs, publicaciones, libros que lo positivo atrae a lo positivo. ¡Entonces quizás sea la pescadilla que se muerde la cola! Y por tanto nunca salga de este rol de cosas positivas. No… Ahora en serio, en lo que si confío y creo es que si mi estado de ánimo es positivo, si agradezco a la vida cada cosa buena que tengo, si valoro tener una pareja estable, un techo donde vivir y puedo comer cada día e ir guapa con algo de ropa de temporada… Mi actitud será positiva frente a las cosas menos buenas que vengan. Me explico, si yo anteriormente he trabajado una actitud fuerte, una personalidad positiva que valora cada pequeño detalle que tiene y fomenta la gratitud, recibirá los problemas de mejor forma que si fuera al contrario.
La base de tu persona es fundamental para que cualquier situación complicada que te traiga la vida, la sepas afrontar de la mejor forma posible. Eso no quiere decir que no llorarás, sentirás impotencia o renegarás de esa enfermedad que llegó, pero en tu día a día, con tu pareja, tu familia tu actitud no será tan negativa. Si tu vida anteriormente la basabas en las discusiones, inconformismo, negatividad y malos rollos, cada situación mala o incómoda que te venga, te digo desde ya que o se te enquistará o te costará horrores.
¿Qué como lo he conseguido? Aún no lo sé, pero si sé que esto me hace dichosa y sentirme orgullosa del punto en el que estoy. Siempre tenemos la tonta manía de fijarnos en el que está por encima de nosotros, el que tiene la casa más grande, el que viste con mejores marcas o puede comprar marisco todas las semanas. Pero date cuenta que entre ese nivel y el tuyo hay otro aún más bajo, y seguramente igual de feliz que tú. La felicidad me ha enseñado que no necesito más que tener amor y cariño en mi vida. Que la casa es lo grande que tú quieres que sea, la ropa es lo bonita que tú quieres que sea y que si tienes para comer cinco veces al día… El marisco no es esencial en tu vida. Se trata de ser conscientes de nuestra situación personal y valorar cada pequeño detalle que te aporta ese grano de felicidad y exprimirlo al máximo.
Valora las personas que tienes a tu lado, cuídalas y mímalas como si mañana se fueran a ir. Valora que cada día tienes para llevarte el pan a la boca y que al menos tienes más de dos zapatos que alternar. Somos muy dichosos, queridos lectores, tenemos mucho y si tienes esa base de la felicidad bien fundada, créeme que los problemas, aunque sean graves los convertirás en pequeños baches que superar.
Ama, ámate y siempre ama. Desde el amor, todo se puede.
Que tengas una feliz semana. Muchas gracias por leerme y de todo corazón deseo que disfrutes con cada lectura. Con esto declaro oficialmente inaugurado….
¡El fin de semana!
