Es fácil detectar cuando estás sumida en una profunda tristeza. La desgana, la poca ilusión por cada día, el cansancio o el poco apetito son las claves para que te des cuenta que algo debe cambiar en tu día a día. 

Somos humanos, nos equivocamos, caemos y a veces levantamos con toda la energía que el cuerpo nos permite, pero a veces empiezas desde una segunda o tercera posición que te hace comenzar lento y pausado, pareciendo incluso que nunca llegarás a la meta. ¿Qué hacer en estos casos? Sinceramente, no tengo la respuesta perfecta. 

Eres dueño de tu vida y tu persona, tú mejor que nadie conoces tus límites, tus objetivos en la vida, tus ilusiones o metas. Solo puedes parar, pensar y reflexionar e intentar poner fin a esa situación que hace que tú, no seas tú. La vida pasa tan deprisa, que parece que no tenemos tiempo para permitirnos estar más apagados. Todo es necesario, efectivamente, es necesario estar triste para darte cuenta y volver a ser la persona de siempre. 

«La vida no es un problema que tiene que ser resuelto, sino una realidad que debe ser experimentada»

Gabriel Rolón.

Los problemas siempre van a venir, aquel o aquella que te diga que su vida es perfecta, te engaña. Todos tenemos pequeños o grandes inconvenientes que hacen de tus días más complicados. En el momento que asumas esto, que los problemas formarán siempre parte de tu vida, empezarás a ver las cosas de una forma más positiva. 

Siempre he pensado que una vez que asumimos nuestra realidad, la aceptamos y hacemos que forme parte de nuestra vida sin poner excusas, todo fluye mejor. No necesitas que nadie te entienda, es más, no necesitas que nadie te escuche. Tú en tu intimidad, aceptarás tu situación y la normalizarás, sin opiniones o comentarios que aunque sin mala intención, pueden ofenderte y dar un paso para atrás. Una vez que estés seguro y cómodo en tu casilla de salida, con la firme convicción de que has aceptado tu realidad y eres feliz con ella, quizás entonces, puedas compartir o dar una pequeña versión de tu situación. 

Nadie mejor que tú, entenderá por lo que estás pasando o lo que estás viviendo. Es más, la misma situación, con las mismas características, no afectará igual a una persona u a otra. ¿Por qué? Hay muchos aspectos alrededor que condicionan todo, ambiente, educación anterior, edad, tu propia personalidad y lo más importante, que eres tú el que lo está viviendo y nadie mejor sabe como puede llegar a afectar eso en tu vida. 

Así que, no es momento es de excusas. Es tiempo de coger el problema, mirarle frente a frente, fijamente y decirle: No vas a poder conmigo, esto solo me hará más fuerte. Porque tú y yo sabemos que eres un ser humano perfectamente imperfecto, con sus aspectos positivos y negativos, pero con una energía y capacidad muy alta para llegar tan lejos quieras y adaptarte a tu nueva realidad con optimismo y buena energía. ¿Vamos a por ello?

Ama, ámate y siempre ama. Desde el amor, todo se puede.

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