Todo empezó bien, brindábamos por el próximo año que comenzábamos con tanta o más euforia que el año anterior. Dábamos comienzo al mejor año de nuestras vidas, lo más bonito siempre está por llegar. Pero algo se torció. Algo inesperado nos sacudió para decirnos abiertamente que teníamos algo pendiente que aprender y así fue.

Algo desconocido entonces llamado la covid vino para quedarse y llevarse lo más bonito de nuestras vidas, nuestra libertad. Te has llevado momentos únicos que no volverán. Primeros gateos, primeros pasos. Te has llevado tantas primeras veces de tantas personas, que me parecen reliquias que tengo que guardar en mi mente como oro en paño. Te has llevado a tanta gente, con tanta ilusión por vivir. Personas tan llenas de vida. Gente optimista, que entraba sin saber cuándo saldría, ni si quiera si saldría. Has cambiado nuestras costumbres, te has llevado abrazos, besos, cariños y mimos. Te has llevado despedidas a nuestros seres más queridos, el último adiós pasó a ser en la intimidad sin poder arroparnos por los nuestros. En eso te pasaste, querida covid.  

Nos has dejado sin recuerdos en familia y amigos, sin reuniones infinitas que duraban todo el día. Sin charlas y reencuentros de navidad. Te has llevado proyectos empresariales tan bonitos y tan difíciles de comenzar, se me eriza la piel solo de recordarlo. De nuevo te quedas con nuestra ilusión. Tanta gente que ha dado la bienvenida a la soledad, por tanto tiempo, que sentirse bien cada día era una lucha constante.

No obstante, los que te hemos dado la gran lección a ti, somos nosotros, señora Covid. Si. Hemos abierto la beda a las videollamadas interminables, a los bailes en casa. Hemos aprendido tanta repostería que los kilos demás nos llenaban de esa felicidad que nos estabas quitando por momentos. Hemos guardado cada recuerdo y compartido cada noticia con más ilusión que antes. Y este año miles de «bebes covid» vendrán al mundo para volver a decirnos y recordarnos que la vida siempre se abre paso. Nos has dejado con miradas que mandan esos abrazos y besos. Conversaciones intensas e infinitas. Me has hecho tía de nuevo y otra personita mencionará ese nombre que tanto me enternece, ¿puede haber algo más bonito?

Siento mucho decirte, que esta guerra no podrá con nosotros. Las personas nos alzamos ante la vida y luchamos por nuestros derechos. Somos valientes y resurgimos para decirle a las generaciones que llegan, que cada día es único y no habrá nada que pueda acabar con algo tan bonito. 

Sabemos que aún nos queda una larga lucha por delante. Te invito a recibir el próximo año con toda la ilusión que se haya podido quedar por el camino. Que te levantes pensando en qué es eso positivo que puedes hacer tú. Está en nuestras manos levantar la voz y acabar con esta situación que parece estar quitándonos la vida tan lentamente que no somos realmente conscientes de la letalidad. Ser cuerdos, cuidadosos y prudentes con los más vulnerables. Protegernos de esto que sin duda nos dará experiencia, nuevas formas de ver las cosas y mejor actitud para enfrentarnos a problemas mas libianos. Ánimo y fuerza. Y recuerda: 

Ama, ámate y siempre ama. Desde el amor, todo se puede.

Suscríbete al blog por correo electrónico

Introduce tu correo electrónico para suscribirte a este blog y recibir avisos de nuevas entradas.

Únete a otros 2.141 suscriptores

Deja un comentario

Puede que también te guste...