Cuando sientas que estás perdido, trata de reencontrarte. Estoy segura que alguna vez has sentido esa angustia y ansiedad que produce la indecisión. Cuando nos hacemos adultos, llegan los problemas. Así es, la vida son problemas que tenemos que ir resolviendo y solventando con el paso del tiempo. Situaciones que te hacen aprender algo en concreto, otras que te marcan de por vida, algunas incluso modifican tu forma de ser o actuar, ya sea para bien o para mal. Los problemas nos ponen en alerta, nos recuerdan que la pasividad no está hecha para los valientes.
Te animo a visualizar ese problema en tu mente, aunque te haga daño recordarlo, mírale de frente y habla alto y claro: «Qué quieres tú de mi.» Aprender a escucharnos a nosotros mismos. Sintiéndote cómodo con cada decisión que tomas y siendo firme en lo que quieres para tu vida.
Probablemente esa serie de problemas irán modificando tu actitud frente a la vida. La Ana de hoy, no es la Ana de 5 años, ni si quiera la de 15 años, ni será la de 40 años. Nuestra forma de ser es una declaración de lo que has vivido. Nacemos siendo de una forma concreta, tenemos una personalidad innata. Algunos aspesctos permanecerán contigo como un fiel amigo, otros los irás adquiriendo de tus padres y seres más queridos e inevitablemente otros irán cambiando a mejor o peor conforme vayas coleccionando momentos.
Siempre me ha dado mucho respeto intervenir de cierta manera en la forma de ser de mi pequeña. Somos espejos en los que se miran constantemente y esa presión hace sentirme a veces en un juicio eterno del que sin duda es bueno salir. Ser conscientes de la importancia de nuestros actos pero sin dejar de ser nosotros mismos, porque si hay algo que seguro que deben aprender es que la perfección no existe. Que papá y mamá, también lloran, se enfadan, están tristes y tienen buenos y malos días. Y por mucho que insistamos y nos esforcemos, esa personalidad con la que nacen se hará presente en muchas situaciones y solo tendremos que ayudarles y enseñarles a saber administrar la situación y no sentirse presionados o decepcionados por ello. Aprender a controlar las situaciones difíciles es nuestro arma más poderosa, ser naturales y libres de corazón pero conscientes de nuestros actos y decisiones.