¿Quién de vosotros en esta cuarentena, no ha dedicado parte del tiempo a tirar cosas? Así es, limpieza de objetos que acumulamos, cientos de cosas que guardas con mil motivos que empiezan «por si acaso», que se van llenando de polvo en la habitación olvidada o que aún peor, limpias habitualmente para volver a guardarlo de nuevo pensando en un «¿Y si el día de mañana…?». Estos días de cuarentena están sirviendo para encontrarnos con nosotros mismos y te animo a que te ayuden a limpiarte y liberarte del apego. 

Irremediablemente, pensamos que las cosas y las personas nos pertenecen, ¡Ay querido lector! Nada nos pertenece… Y por decir nada, es nada, ni siquiera nuestros hijos. Desaprender el apego es un trance difícil y doloroso, que cuanto antes lo consigas, antes empezarás a saborear lo que es la liberación, felicidad y agradecimiento a la vida. Así es, el desapego es felicidad. 

«Enseñarás a volar, pero no volarán tu vuelo. 
Enseñarás a soñar, pero no soñarán tu sueño.
Enseñarás a vivir, pero no vivirán tu vida.
Sin embargo, en cada vuelo, en cada vida, en cada sueño, perdurará siempre la huella del camino enseñado»

Madre Teresa de Calcuta

Eres responsable de ti mismo. Difícilmente habrá alguien que quite cada piedra que encuentres en tu camino, ni habrá algún voluntario para cargar con todas tus penas o sentir tus dolores. Tú eres la única causa de tu existencia y de cada decisión o paso que das. Por tanto, toma conciencia de que eres el único responsable de ti mismo y por nada del mundo pongas en las manos de los demás tu propia felicidad. Cultívala tú mismo. 

Asume que las pérdidas llegarán tarde o temprano.En esta vida, nada es eterno. La vida, las relaciones, terminan desapareciendo. Las personas se irán, los niños crecerán, amigos que dejarán de serlo y algunos amores se irán de tu lado. Aquí llega el momento estrella del desapego, hemos de aprender a asumirlo para afrontarlo de la mejor manera posible. Pero nunca dejando de cuidar tu bonita forma de querer a los demás, principalmente, el amor a tu propia persona.

Te animo a provocar tu libertad y dejar libertad a los demás. El desapego implica no hacerte responsable de la vida de otros y viceversa. Que los demás no te impongan sus principios, sus cadenas personales para aferrarte a ellos. Esto sin duda será un problema para ambos.
Esto no impide que establezcas vínculos afectivos, porque esto forma parte de tu crecimiento personal. Ama, y ama desde el corazón. Un apego muy fuerte no es sano. La necesidad del desapego es imprescindible. Cada uno debe salir de su zona de confort para aprender sobre lo desconocido.

Vive el presente, acepta la realidad. Nada es eterno, nada permanece, todo retoma su camino aunque a veces nos cueste asumir el nuevo desvío. Nos centramos en aquello que ocurrió en el pasado y que está condicionando tu presente. Asume y aunque sea difícil, aprende a perdonar. Te sentirás más liberado y hará que te centres en el «aquí y ahora».

Ama, ámate y siempre ama. Desde el amor, todo se puede.

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