He aprendido que los «te necesito» son inmediatos. Que los lloros son reclamos y mis palabras son consuelos. Aprendí que mis brazos se crearon para arroparte y mimarte. Y mi voz fue educada para cantarte y calmarte. Que mi olor es la luz que te guía para llegar a la tranquilidad. Entendí que tus lágrimas, se convierten en pequeños puñales que me hieren en lo más profundo. 

He aprendido que mi cansancio, no es comparable al amor que siento por cada parte de tu persona. Entendí, que se es madre mucho antes de llegar a serlo. Que el instinto se tiene, se cultiva y floreció con tu nacimiento. Comprendí que no se es madre completamente si no se tiene un padre que te ayuda, comprende y apoya. Que su «Lo estás haciendo muy bien» en momentos desesperados, me levanta y anima para seguir con tu crianza. 

Con tus primeros gateos, comprendí que me queda mucho por descubrir, por admirarte y enseñarte. Que la aventura no ha hecho más que comenzar y ahora empecé a vivir mi otra vida.

Entendí entonces, que esto lo aprendí mucho antes de que tú llegaras. Antes de que ni siquiera te hubiéramos pensado. Que es un legado que ya me había dejado mi madre y que ahora te haré llegar a ti. Que cada beso que me han dado, cada abrazo de los que llenan de energía, ahora pasarán a ti, para que los guardes y cultives con el mismo amor que yo aún los recibo. Que la frase «Solo quiero que seas feliz» que un día me dijo ella, ahora pasa a ti. Porque efectivamente, mi único objetivo en esta vida, es tu felicidad y la de la bonita familia que hemos creado. 

«Cuando yo tenía 5 años, mi madre me decía que la felicidad era la clave de la vida. Cuando fui a la escuela, me preguntaron que quería ser yo cuando fuera grande. Yo respondí ‘Feliz’. Me dijeron que yo no entendía la pregunta y yo les respondí, que ustedes no entendían la vida.»

John Lennon.

Tengo mucho que ofrecerte, mucho más de lo que puedas imaginar. Te enseñaré la música y el amor por ella, igual que a mi me lo han inculcado. Y aunque creo que serás observadora y analizarás cada detalle, te enseñaré que en el arte, si te apetece, puedes tener el consuelo que yo a veces encuentro. Que me encantará ayudarte en tus primeros pasos, acompañarte en tus caídas. Habrá días que tú olvidarás y para mi sean una marca a fuego en mi corazón. Mamá está aquí para acompañarte, enseñarte, arroparte en los días fríos y consolarte en las noches en las que no puedes conciliar el sueño.

Sin duda esta aventura no ha hecho más que empezar. A veces me ha dado un miedo horroroso y otras veces me llena de alegría y ánimo para continuar y vivirla plenamente. 

Ama, ámate y siempre ama. Desde el amor, todo se puede.

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