Os ha pasado alguna vez que os habéis detenido en el camino y habéis reflexionado acerca de una única cuestión. ¿Qué es lo correcto en esta vida? ¿Dónde está escrito lo que es perfectamente aceptable por toda la sociedad? Hay un decálogo, una ley quizás que regule esto, quizás haya un libro que establezca la línea de la corrección. Un lugar donde acudas cuando alguien te juzgue por algo que hiciste y acudas allí a decidir quién lleva razón y quién no. Afortunadamente, no existe, no.

Cuando pasamos por una situación de extremo, o de diferentes momentos que te producen ansiedad, los problemas externos nos pueden llegar a afectar o a incordiar más de la cuenta. Y hay veces que paras un momento, te sientas en tu sofá, sin televisión y nada electrónico, y en lo más profundo del silencio piensas: ¿Por qué hay personas que ven todo tan diferente a como lo estoy viendo yo? Seguro que has vivido alguna situación parecida en la que a veces incluso te analizabas a ti mismo por si hubo algo que hiciste mal.

Y creo que he dado con la clave. ¿Recordáis la frase del Principito «Lo esencial es invisible a los ojos»? Pues ahí está. Cada persona vemos la realidad con unas gafas diferentes, ¿Qué hace que veamos diferentes? La graduación de tus cristales. Los problemas que hayas vivido anteriormente, las circunstancias que tienes en ese momento, sean positivas o negativas. Las personas que te rodean y te condicionan, sea positiva o negativamente. Tu personalidad, me repito, sea positiva o negativa.

Así es como llegué a pensar que nunca, nunca nadie verá las cosas de mi mismo modo. Porque tuve una vida determinada, unas experiencias que me marcaron, una época en la que la sociedad me ofreció algo concreto. La vida puso en mi camino a esa compañera de piso, y no a otra. Puso a esas amigas, y no a otras. A mi familia y no otra. Y la vida me dio a él. Y créeme que crecemos como personas a lo largo de toda la vida. No solo se encargan de nuestra educación nuestros padres o profesores de la infancia. Si no que cuando creces, esos compañeros de trabajo, los amigos de universidad incluso a tus veintitantos, todo te siguen educando. Siguen aportando cosas a tu personalidad, cosas que si quieres coges o dejas.

Por tanto, es imposible que todo el mundo vea las cosas y se tome los problemas como me los tomo yo, porque es casi imposible que haya alguien con mi misma trayectoria de vida y experiencias.

Se razonable y ten sentido común. La clave está en los agentes externos. Si tú hiciste cada cosa desde el corazón y realmente sin querer hacer daño a nadie, no hagas uso de tu culpabilidad. Simplemente intenta explicar tus motivos o las condiciones que te llevaron a eso y si aún así no te entienden, sigue tu camino.

Cuando decidimos casarnos, pensamos que quedaba aún mucho tiempo para preparativos y disfrutar de cada paso. Hoy estamos a poco más de un mes. Y una vez más la vida me dice que es muy corta, que tengo solamente una y que debo disfrutar de cada paso o momento que vivo. Habrá momentos malos, otros muy malos, pero tienes que intentar que esas tristezas no duren más de un par de horas o un par de días, según la gravedad. No permitas que boicotén esto tan bonito que nos regaló el de ahí arriba, la vida. Tu vida es un bien preciado y nadie tiene el permiso para apagar su luz. Creételo, vive cada instante con amor y confiando en tus intuiciones, pero ante todo haz uso del sentido común.

Ama, ámate y siempre ama. Desde el amor, todo se puede.

Que tengas una feliz semana. Muchas gracias por leerme y de todo corazón deseo que disfrutes con cada lectura. Con esto declaro oficialmente inaugurado…. 

¡El fin de semana! 

OC_CIRCULAR_CMYK.jpg

Deja un comentario

Puede que también te guste...