Para cuando leas esto ya estaré terminando uno de los viajes más bonitos de mi vida, hasta que llegue el siguiente. Y estaréis a más de dos semanas del inicio de nuestro querido Otoño.

Han sido semanas de un estrés interno que a veces superaba mis límites. He dormido todas las noches con dos o tres valerianas en mi cuerpo y cuatro gotas de flores de Bach, que sabían horrible pero me tranquilizaban lo suficiente. He soñado que en nuestro bonito día pasaban mil cosas, y no todas buenas.

Es alucinante como nuestra mente y cuerpo se tensan hasta tal punto, de no ser tu propio cuerpo ni tu mente. Había días que me decía a mi misma, ¿Tenías necesidad de todo esto? Y cuando vivimos el bonito día, me di cuenta que si. Que mereció muy mucho la pena.

Y de repente te levantas al día siguiente pensando, ¿Y ahora? Darme invitaciones que decorar, bastidores que bordar, mil tarjetas que preparar o cuadros de huellas que pintar, ¡¡Pero darme algo!! Así es la mente humana, se queja y luego echa de menos.

Y precisamente de eso vengo a hablarlos, de echar de menos. Ese día me levanté pensando en solo una cosa: Ana, disfruta. Y así fue. Mi sonrisa estuvo casi permanentemente y me decía una y otra vez, disfruta, saborea y valora este día tan bonito. Y aún así, siempre tendré sensación de, ¡Un poquito más!

El ser humano tiende a no disfrutar de cada minuto de su vida, sin darse cuenta que eso es precisamente lo que te aporta la felicidad. Ser consciente de la gran cantidad de cosas buenas que tenemos y agradecer a la vida lo bonito que te está pasando. Cuanto más te acerques a ese disfrute, menos sensación de vacío tendrás. Todo está directamente relacionado. Y querido lector, qué hay más bonito que ser feliz y estar agradecido por ello.

Aquel día disfruté de ese día sin pensar en el viaje que teníamos por vivir. Eso es lo que quiero que entiendas, que lo de hoy es muy bueno y el momento de disfrutarlo es hoy. Mañana disfrutarás de todo lo bueno que esté por llegar. Que tu presente es maravilloso y el día que no lo seas tendrás tantos recuerdos bonitos en los que pensar y reflexionar que serás consciente de lo bonita que es tu vida. Y si aún así la pena te inunda, coge el mando y reconduce tu día a día. Intentando siempre luchar por una mejoría por ti y por la gente que te importa, pero principalmente por ti.

No cometas el error de pensar que todo lo bueno que te pasa lo mereces por el simple hecho de nacer. La felicidad hay que ganársela, buscarla y recibirla cuando llegue. Y lo más importante, disfrutarla cuando se tiene. Deberás estar bien atento a cada cosa que suceda e identificar que eso que te está pasando merece realmente la pena y solo por eso deberás estar feliz y dichoso.

Ser agradecido, nos hace más felices. 

Ama, ámate y siempre ama. Desde el amor, todo se puede.

Que tengas una feliz semana. Muchas gracias por leerme y de todo corazón deseo que disfrutes con cada lectura. Con esto declaro oficialmente inaugurado…. 

¡El fin de semana! 

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