¡Hola! ¿Qué tal esta semana? Espero de todo corazón que haya ido muy bien.
Hace unos meses, mientras ayudaba a mi madre a recoger LA HABITACIÓN, esa que todos tenemos en casa con los «por si acaso», lo «de navidad», los «de recuerdo», los «para cuando mis sobrinos sean mayores», los «de Ana», la habitación de abajo, la llamamos.
Hacíamos una barrida de tirar cosas, y a pesar de eso nunca hay menos cosas, al contrario. Y en los «de Ana» allí estaban, mis cajas. Dos cajas de tamaño considerable, llenas, repito LLENAS de «cartas», escritos, ideas, motivaciones, pensamientos. Y empecé a recordar…
Desde muy pequeña escribía, no siempre lo que me pasaba a modo de diario, si no lo que sentía en ese momento. Aquello que quería decirle a una persona concreta, pero no era capaz de hacerlo dialogando. Mis sentimientos, que como una bomba permanecían escritos delicadamente en una hoja con mil dobleces, guardada en una caja, protegida por una fina capa de polvo. Así es como recordé, que de siempre me gustó escribir.
Los papeles eran mis mejores amigos. Quizás de ahí me viene el querer guardar tantas libretas de tamaños y papeles tan diferentes. Con el afán de querer volver a llenarlos algún día de textos. Fernando nunca entendía mi afán de coleccionar libretas hasta que se lo expliqué, pobrecito, entender tantas manías mías debe llevar su tiempo.
Escribía al amor cuando él llegó, escribía al abuelo cuando me dejó, escribía a mi hermano, escribía a mis sobrinos, para cuando fueran mayores. Y escribía a la vida.
Recuperar esa caja fue algo doloroso para mí. Abrir heridas que estaban cerradas. Empezaba a leer cualquier carta, y no era capaz de terminarla. La doblaba corriendo como si dentro de esa caja estuviera protegida.
Y yo me pregunto, por qué al ser humano le cuesta tanto LIBERARSE. Desprenderse.
Así es como una reflexión me llevó a la otra, y llegué a pensar sobre el DESAPEGO.

Sin título-2Eres responsable de ti mismo.

Difícilmente habrá alguien que quite cada piedra que encuentres en tu camino, ni habrá algún voluntario para cargar con todas tus penas o sentir tus dolores. Tú eres la única causa de tu existencia y de cada decisión o paso que das.
· Toma conciencia de que eres el único responsable de ti mismo.
· No pongas en las manos de los demás tu propia felicidad.
· Cultiva tu propia felicidad.

Sin título-2Asume que las pérdidas llegarán tarde o temprano.

En esta vida, nada es eterno. La vida, las relaciones, terminan desapareciendo. Las personas se irán, los niños crecerán, amigos que dejarán de serlo y algunos amores se irán de tu lado. Aquí llega el momento estrella del desapego, hemos de aprender a asumirlo para afrontarlo de la mejor manera posible. Pero nunca dejando de cuidar tu bonita forma de querer a los demás, principalmente, el amor a tu propia persona.

Sin título-2Provoca tu libertad y deja ser libres a los demás.

El desapego implica no hacerte responsable de la vida de otros y viceversa. Que los demás no te impongan sus principios, sus cadenas personales para aferrarte a ellos. Esto sin duda será un problema para ambos.
Esto no impide que establezcas vínculos afectivos, porque esto forma parte de tu crecimiento personal. Ama, y ama desde el corazón.
Un apego muy fuerte no es sano. La necesidad del desapego es imprescindible. Cada uno debe salir de su zona de confort para aprender sobre lo desconocido.

Sin título-2Vive el presente, acepta la realidad.

Nada es eterno, nada permanece, todo retoma su camino aunque a veces nos cueste asumir el nuevo desvío. Nos centramos en aquello que ocurrió en el pasado y que está condicionando tu presente.
Asume y aunque sea difícil, aprende a perdonar. Te sentirás más liberado y hará que te centres en el «aquí y ahora».
 
Muchísimas gracias por leerme. Os deseo un Feliz viernes. Con esto declaro oficialmente inaugurado… el FIN DE SEMANA ¡Hasta el próximo viernes!
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3 comentarios

  1. Hay una parte de tristeza en lo que escribes…todo pasa lo bueno…y por suerte,también lo malo. Un beso muy fuerte

  2. Si, el desapego tiene su parte positiva y negativa. Pero estoy segura que si aprendemos a «desprendernos» sin dolor, cada trance que tengamos que pasar será un poquito más leve, o al menos sacaremos el lado positivo de esa situación. Un beso y mil gracias por leerme 🙂

  3. […] unos meses os hablaba del apego. A menudo sentimos que nacemos con una etiqueta en la frente en la que pone que ciertas personas […]

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