Llevo días, semanas intentando escribir el blog. Algo motivador e inspirador que nos ayude a todos con esta situación que estamos viviendo. Primero empecé con unas pautas para sobrellevarlo mejor y luego me dije: Quién has creído que eres para dar lecciones de moralidad y de llevar superbien esta situación. Si tú, estás igual que ellos. Y me prometí ser justa conmigo misma y con vosotros. 

«Amurallar el propio sufrimiento es arriesgarte a que te devore desde el interior»

Frida Kahlo

Son tiempos de apatía, de tristeza, de idas y venidas en nuestro estado de ánimo. Un día estas a tope y otro estás hundido en una profunda melancolía. No os voy a engañar si os digo que está siendo muy difícil. Que me agarro a mil cosas positivas, a cada avance que veo en mi pequeña, al tiempo que estoy teniendo para dedicarme a mi misma, a cuidar nuestro hogar que tanto tiempo necesita. Pero todo eso conlleva otra serie de cosas menos positivas, que en las madrugadas me vienen y aturden el sueño entre toma y toma. 

Me entristece estar separada de mi familia, en lo más profundo. Grabo a cada momento los avances de la pequeña para guardarlos y compartirlos como si la vieran día a día. Pienso en lo que me estoy perdiendo, desde el directo de resistiré de guitarra y voz de mis padres a las 20h, hasta esos dientes que empiezan a asomar y que le llenan de tanto orgullo. Pienso constantemente si pudiera consolar a mi niña, que por motivos que no tiene por que entender, aplaza su día de sentirse una princesa. Los pienso y los recuerdo constantemente. 

No paro de pensar en esos sanitarios, que están dando la vida por nosotros. Que no pueden estar estos días con la familia, por el simple hecho de protegerlos. Que están perfectamente formados y dan sus días y toda su energía aún sin contar con suficiente material para trabajar tranquilos. Pienso en todas aquellas que en breve traeréis a vuestro hijo o hija al mundo, os pienso constantemente y os alabo, porque sin duda traéis héroes y heroínas a esta vida.

Muchas veces os digo que la vida nos da lecciones, nos para y nos da una palmada en la espalda y te dice, para un momento. Observa a tu alrededor. Observa y analiza. Siente. 

Es el momento de permitirte estar triste. Es la hora de ser capaz de autoconsolarte, de buscar aquellas pequeñas cosas que no hacemos diariamente a causa de la vida tan ajetreada que llevamos. Es muy fácil decirlo y más aún escribirlo, pero es así. Intentar no caer en una apatía profunda de la que no sepamos salir, porque sino en vez de llevarnos el dichoso Covid, te llevará una tristeza y depresión de la que también es muy difícil salir. 

Entiendo perfectamente como te sientes. De veras. Lo entiendo. Y quiero que sepas y sientas que somos miles de personas las que nos sentimos así y anhelamos cada momento con nuestra familia, volver a nuestros trabajos y nuestra vida en la calle. 

Ánimo. Mucho ánimo. Un abrazo de esos que recargan pilas y llenan de energía muy positiva. Juntos podremos. Y un día hablaremos de esto en pasado, un pasado que nos enseñó, nos hizo madurar y conocernos más a nosotros mismos. 

Ama, ámate y siempre ama. Desde el amor, todo se puede.

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