Llegó el día en que me di cuenta que arriesgar, merece la pena. Aprendí que tirarse desde un barranco al agua, era liberador y era entonces o nunca. Que dar tu opinión te hace mejor persona. Y que apreciar los pequeños detalles que la vida te da, era un logro. Llegó el día en el que entendí que nunca se llora por nada, que tu corazón te da señales que debes escuchar. Llegó el día en el que me enamoré de viajar, y esto me ayudó a conocerme un poquito más.

Cuando entiendes el por qué de las cosas, los motivos de aquella situación que viviste, entiendes la vida. Llega el día en el que decides arriesgar, sabiendo que podrás errar o acertar. Y que unas veces caiste al vacío pero otras veces triunfaste como no imaginabas, esa es la vida. La que nos da y la que nos quita, siempre todo en el momento adecuado, en el justo y necesario. 

Llegó el día en que entendí que exponer mi proyecto ante un tribunal, me haría más valiente y segura de mi misma. Hasta que no llegó, no pude entenderlo. El día en el que me percaté, que los momentos son colecciones personales, intransferibles y de edición limitada. La vida nos da experiencias, vivencias que te hacen crecer como persona. Y quienes somos nosotros para no dar un gracias infinito a la vida.

Dejamos febrero, mes corto pero apasionado, con momentos difíciles que te hacen cuestionarte y momentos felices que te hacen valorarte. Y con un gracias infinito a Febrero damos la bienvenida a Marzo. ¿Qué nos traerás, querido Marzo? 

El día en que me di cuenta que me había equivocado y así lo reconocí, me hice un poco mejor persona. Porque a veces vivimos una vida pensando que nuestra verdad es la absoluta, sin pararnos a escuchar al que tenemos al lado. Parece tan complicado vivir la vida… Pero qué bonita es cuando le encontramos el significado a cada motivo, cada circunstancia, cada experiencia y vivencia. 

 

«Sé claramente consciente de las estrellas y del infinito de las alturas. Entonces, la vida parece casi encantada después de todo»

Vincent Van Gogh

 

Todos hemos pasado por momentos en nuestras vidas en los que hemos adquirido actitudes menos positivas, en un acto reflejo de defensa ante lo que la vida nos daba en ese momento. Pues bien, hoy te planteo que no te quedes estancado en esa actitud de defensa. 

Nuestra mente, para ser sana, deberá estar en continuo cambio, un aprendizaje infinito que te ayudará a adaptarte a las circunstancias que estén por venir, ya sean positivas o menos positivas. Es imprescindible, pues, tener una predisposición al cambio, una actitud abierta a realizar las modificaciones necesarias y creer en ello.

Cada situación requerirá algo diferente, pero lo que quiero que entendamos es que siempre hay algo positivo que aprender, ya sea personalmente o de terceras personas. La vida, en general si se toma de una forma positiva, siempre tiene algo que ofrecernos y aquello que te pasó en ese momento fue por algo y acabarás entendiéndolo.

Salgan las cosas bien o mal, no debes reprochárselo al de al lado. No debes reprimirte. La palabra mágica. APRENDER. Tomar la decisión con el corazón y con el único fin de ser feliz. Levantarte cada día pensando qué puedes hacer tú para colaborar en tu propia felicidad y en la de los que te rodean.

 

Ama, ámate y siempre ama. Desde el amor, todo se puede.

Adentrase en el fin de semana con ilusión para recargar las pilas y empezar la semana con positivismo y motivación.

Queda oficialmente inaugurado….Redoble de tambores…. ¡EL FIN DE SEMANA!

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