¿En algún momento de tu vida has sentido que tenías unos límites? ¿Tu potencial, tu personalidad, tu energía y tus actitudes tienen límites? ¿Te has levantado un día y has dicho: Hasta aquí, no puedo más?
¿Dónde están los límites? Un momento, ¿Hay límites? ¿En verdad existe esa línea que una vez se supera todo se detiene?
Podemos pensar que todos tenemos un límite en cuanto a personalidad se refiere. Me explico, todos hemos tenido un momento en nuestras vidas en los que cierta situación personal, ya sea en el trabajo, familiar o de cualquier otro tipo, tu paciencia ha llegado a ese límite que te habías marcado. Ese momento en el que o bien estallas en cólera o gritos (no muy recomendable), o bien zanjas el tema y eres tajante con un: «Hasta aquí, no puedo seguir con esta situación» y marchas. En estos aspectos si podríamos considerar que cada persona tenemos unos límites, unos más otros menos, pero existen y están latentes en nuestro día a día.
Si bien hablamos de límites profesionales, académicos, personales, proyectos, ¿Realmente hay límites? Solo te haré una pregunta, que nos llevará a otro desarrollo más importante: ¿Sabes donde estarás, quién serás, con quién compartirás tu tiempo de aquí a… Cinco años? Definitivamente no.
«Fíjate en los niños pequeños. No tienen límite. Su mente es un enorme panorama de posibilidades.»
Robin Sharma
Por tanto, marcarte un límite hoy te está condicionando ese futuro. ¿Por qué llegamos a los límites? Principalmente, miedo. Miedo al fracaso, miedo al qué dirán, miedo a equivocarnos o quizás a ser juzgados. La vida me ha enseñado que los límites no existen, y me he planteado seriamente no creer nunca en límites. Nadie que me hubiera leído la mano o las cartas astrales, me hubiera convencido de quien soy hoy y lo que hago hoy. Y por tanto, nadie me podrá asegurar nunca donde estaré mañana. Los límites te frenan y te anulan como persona. Profesionalmente hablando, hay una sociedad generalmente conformista que no ve más allá. No te hablo de aspirar a un nivel económico más alto, eso eres libre de aspirar o no. Te hablo de crecer profesionalmente como persona, que esas inquietudes de aprender y de mejorar sean tu motivación para seguir enriqueciéndote.
Quizás hayas estado alguna vez en una situación en la que empiezas un proyecto y te dices a ti mismo: ¿Seré yo capaz de dedicarle tanto tiempo de mi vida, de estar al 100% para conseguirlo y llegar a la satisfacción personal que busco? Tienes dos opciones, continuar y lanzarte o detenerte.
La vida me ha demostrado que arriesgar y lanzarte es bonito, satisfactorio. También trae muchos quebraderos de cabeza, momentos de miedos e incertidumbres. Pero de todas esas situaciones, sean buenas o malas, aprendemos, ¡Vaya que si aprendemos! Y crecemos como personas, la persona que eres hoy.
Es importante dejar a un lado el qué dirán, escuchar a tu corazón y los consejos de quien más te quiere. Hacer el truco de las ventajas y desventajas y valorar bien todas y cada una de ellas. Para arriesgar hay que ser coherente y consecuente con tus acciones, no decidir a la ligera. Tendrás que dejar a un lado por un momento al miedo, pero sin perderlo de vista, eso te mantendrá siempre alerta. Y aprender. Siempre APRENDER. De lo positivo y lo menos positivo.
Ama, ámate y siempre ama. Desde el amor, todo se puede.
Adentrase en el fin de semana con ilusión para recargar las pilas y empezar la semana con positivismo y motivación.
Queda oficialmente inaugurado….Redoble de tambores…. ¡EL FIN DE SEMANA!,